De origen Pipil y de casta principesca, Chalatenango significa en náhuatl “valle de aguas y arena”. Más allá de su etimología, lo más probable es que el nombre se deba a que el departamento está rodeado por el río Lempa, el más largo de El Salvador, y el municipio por el río Tamulasco, fundamento para la vida de sus antepasados.
Ubicado sobre montañas y rocas, a poniente dominan las vastas llanuras; pero a los demás rumbos todo es montañas y cerros, principalmente hacia el oriente y norte, pues no hay sino un laberinto de montañas muy elevadas, unas sobre otras y esto me llena de impaciencia. Ante mí se encuentra la historia de los pueblos indígenas nahuas y lo que es hoy la Ciudad.
El pueblo de San Juan de Chalatenango como se denominaba antaño, recibió el título de Villa en 1831, convirtiéndose en cabecera del departamento de Chalatenango en 1855 y obteniendo el reconocimiento de Ciudad en 1871.
El crecimiento y apogeo llegó a tal grado que se convirtió en uno de los centros de mayor comercio añilero de la región, tal es así que en 1801 se inició la celebración de la ancestral Feria del Añil, una de las mejores ferias de comercio de Centroamérica, posteriormente renombrada de Los Santos, que fue inaugurada el 1º de noviembre por el Intendente de San Salvador y que perdura en nuestros días si bien hoy con otra esencia más lúdica y festivo-religiosa.
Sabías que... El añil, con propiedades colorantes, se obtiene del jiquilite de cuyas hojas se extrae un tinte natural de color azul utilizado para teñir prendas de vestir. Tal era la importancia productora de Chalatenango desde la época precolombina que se creó una feria para su comercio al que acudían comerciantes de todo el país y de poblaciones vecinas, siendo los principales artículos que se vendían: el añil, ropa bordada, telas, alimentos y ganado.
Un dato… Ya en 1906 existía una ordenanza para el ornato de la ciudad, el remozamiento y pintura de las casas, balcones, puertas y pilares de los portales y el deshierbo de las calles.
De su pasado colonial, hoy en día quedan algunos edificios salpicando el Casco Viejo (la ciudad) que aún conserva el estilo tradicional y el ornato de las viviendas, ventanas y balcones enrejados y la trama urbana que se originó a partir de una “manzana cero”, lo que actualmente es el barrio “El Centro” manteniendo las características clásicas del trazado de damero.
Por la orografía y el caprichoso curso del río Gualchoco que serpentea Chalatenango el resto del crecimiento urbano tomó forma reticular y orgánica y no la esperada cuadrícula que estipulaban las Reales Leyes de Ordenanza de 1547, que bien merece un paseo por el Chalatenango más genuino.