Frente al icónico edificio para exhibiciones cinematográficas que hoy es sede del teatro Cayaguanca los visitantes se sienten impresionados por su minimalismo geométrico.
Sorprende no solo por su fachada austera y sencillez de líneas rectas, donde la fachada lateral se articula con la principal mediante una esquina redondeada proyectando simetría y armonía al conjunto del edificio, sino también por la monumentalidad de sus dimensiones, que se ha trasladado también a la gran sala del patio de butacas de este moderno edificio de espectáculos con un aforo para 650 personas.
Construido en los años 50 con un coste de 250,000 colones se inauguró en enero de 1956 como cine y dio trabajo a un nutrido equipo de personas afanadas en el buen funcionamiento de este coloso del séptimo arte.
Por aquel entonces contaba con un cafetín atendido por la señorita Magdalena Piche, en donde se vendía la tradicional “pepitoria” y “cacahuate”, en cartuchos de papel.
Su nombre en lengua náhuatl significa “piedra que ve a las estrellas” inspirado en el emblemático peñón de Cayaguanca y le va como anillo al dedo.
La primera película que se exhibió fue La Tierra contra los platillos voladores y la última Robocop.
La sala amén de exhibir películas mexicanas, estadounidenses y alguna europea se utilizaba para conciertos de música clásica y semiclásica de la Banda Regimental de la ciudad y actos sociales y artísticos, como conferencias, graduaciones y veladas. Durante el conflicto armado sirvió como local habitacional para el ejército.
Posteriormente el cine tuvo un intento de apertura con el grupo Tiempos Nuevos Teatro (TNT), quien hizo el esfuerzo de aportar un enfoque artístico, creativo e innovador al proceso de transformación como local de conocimiento, de arte, de cultura y social, pero volvió a cerrar sus puertas echando el telón en 1991.
Rescatado en 2001 con la idea de recuperarlo como teatro para la comunidad, se reforma en 2003 siendo reinaugurado en 2010 como centro cultural para abrir espacios artísticos y culturales a la población chalateca.
Hoy bajo la Dirección Nacional de Casas de la Cultura y Parques Culturales mantiene una programación de música y teatro que bien merece la pena reservar una butaca para el disfrute de este gigante y un buen elenco de artistas y estrellas musicales locales y venidos de distintos puntos del país y sobre todo rememorar el dulce recuerdo de saborear como antaño el tradicional chicle chalateco.
Imprescindible Un básico de las tardes de cine era el chicle chalateco preparado con pepitoria y maní tostado y ligeramente salado.
Un dato... En el hall se exponen los proyectores utilizados en la década de los años
50. Para proyectar una película eran necesarios 12 proyectores de carbono.
La entrada el día del estreno tuvo un costo de 15 centavos de colon.